He de comenzar pidiendo a los organizadores de la Fundació
Victor Grifols (si es que alguna vez esto cayera en manos de alguno de ellos, aunque
lo dudo) que, por favor, en la próxima conferencia que realicen se permita a
los asistentes escuchar al ponente con tranquilidad y silencio, sin una persona
detrás traduciendo en voz alta. El bombardeo de información simultánea en dos
idiomas diferentes impide a mi cerebro procesar ninguna de las dos, quedando al
final tan vacío como antes del acto. Creo que hablo en nombre de todos los que
allí estuvimos al decir que fue realmente estresante. Dicho esto, tampoco
quiero dejar de agradecerles la organización de este tipo de eventos con gente
tan interesante, así como el café y los croissants con los que nos deleitamos
entre la mencionada conferencia del señor Thomas H. Murray y la posterior mesa
redonda.
Debido a estos desafortunados factores que escaparon de mi
control, me voy a permitir, con el permiso del señor Murray, centrar la crónica
que estáis a punto de leer en la última parte de la jornada de ayer. Tras la
pausa para el café comenzó una mesa redonda con la presencia de Carlos Romeo
(Catedrático de Derecho de la UPV), Luis Serrano (Investigador del Centro de
Regulación Genómica), Ricard V. Solé (Profesor Investigador Icrea, UPF) y Milagros Pérez Oliva (Periodista de El País). Es en
la intervención de ésta última, que es en mi
opinión la más interesante, en la que voy a centrar este texto.
La periodista comenzó su
intervención recordando que tarde o temprano todos los avances científicos acaban, de una forma u otra, aplicándose
e influenciando buena o malamente nuestras vidas. Así por ejemplo, la
técnica de la fecundación in vitro ha cambiado totalmente nuestra manera de ver
la maternidad. Hoy una mujer puede decidir exactamente cuándo tener un hijo, con
pareja o sin ella. Es una técnica utilizada de forma diaria y ampliamente
aceptada por la sociedad, no hay debate ético ni controversia en torno a ella.
Pero no siempre fue así. Cuando comenzó a hablarse de ello, en España era delito
el incesto y esta técnica era vista como una monstruosidad ¡no sabes de donde
viene el semen!
Pues bien: hoy le toca a la
biología sintética. ¿Cuánto puede una tecnología como esta cambiar nuestra
vida, nuestra forma de vernos como seres humanos, nuestras convicciones
éticas…? Se nos presentan aún más cuestiones al ser una tecnología que no solo modifica nuestra identidad como individuos
sino que puede tener un fuerte impacto económico. Es un tema que necesariamente va a dar lugar a un gran
debate social y levantar una fuerte polvareda a su alrededor.
Pero tenemos que ser
conscientes del contexto en el que este debate va a tener lugar. Vivimos en una época donde la inmediatez es un factor decisivo.
La información vuela y llega a la vez a todos los rincones y a todo tipo de
público. Los ciudadanos tienen la información al mismo tiempo que los
científicos. Todo esto complica sobremanera este ineludible debate social. De
toda la ingente cantidad de información
que nos llega, ¿cómo diferenciar a cuál merece más la pena prestar atención? ¿Cómo
evitar que ideas equivocadas se extiendan por la sociedad a toda velocidad? En
los debates sociales el primer impacto
es decisivo, y una vez que una idea ha arraigado en la sociedad es muy
difícil introducir otra que la desplace. Por eso, la comunidad científica debe estar lista para abordar este tema de
una manera eficaz, dando al público una previa formación objetiva y adecuada,
facilitando así que se cree una
deliberación democrática y un debate.
Y para conseguirlo, Milagros
Pérez Oliva destacó que hay que ser conscientes de que en la sociedad de hoy, información no es lo mismo que
conocimiento. Recibimos millones de bits de información continuamente, pero
se necesita una asimilación de esta
información para crear el conocimiento. Este conocimiento es indispensable para
un buen debate democrático. Es función
de los medios y los científicos el facilitar al ciudadano las herramientas para
acceder a él.
Hay pues, según Milagros
Pérez Oliva, varios factores que pueden afectar negativamente la deliberación
democrática sobre un tema como la biología sintética que nos ocupó durante toda
la jornada del martes:
Uno es, como veníamos
diciendo, la inmediatez de la
información. Pero no solo se nos bombardea con datos, sino que además la
sociedad nos exige que reaccionemos inmediatamente a esa información ya de por
sí inmediata. Hay una prisa, una urgencia de todos los escalones implicados en
un tema como el que nos atañe: los científicos, prisa por publicar; el
periodista, aún más prisa por hacer público; el ciudadano prisa por conocer y
tener una opinión al respecto… Nunca antes hubo tanta información, pero de
igual forma, nunca antes hubo una información tan poco adecuada. Peor aún, es
que el debate y la prisa se maximizan ante un gran acontecimiento, y se olvida el
tema poco después. Para que el debate no
se deforme se necesita un “background”, una información previa. La sociedad
debe estar ya informada y formada cuando
ese gran acontecimiento llegue. Es necesaria una previa divulgación del
conocimiento.
Otro factor a tener en cuenta
es el hecho de que ésta es una tecnología que de por sí implica controversia:
-
Es una tecnología de doble uso. Las tecnologías en general, no son per
se buenas o malas, pero sí lo es el uso que hagamos de ellas.
-
Puede haber un choque de
intereses públicos y privados.
-
Son avances que
representan una alteración de nuestra
concepción como ser humano.
En los Medios de Comunicación hay dinámicas que afectan negativamente a
este debate. En su turno de palabra Milagros Pérez Oliva mencionó algunos:
-
El sensacionalismo. De nuevo, por parte tanto del científico como de los medios de
comunicación de masas.
-
La necesidad de los
medios y de la sociedad de anticiparse a
los acontecimientos. No hablamos de que hace “X” sino de lo que podría
hacer “X”. Esto puede provocar miedos en la gente, sobre todo en la más
conservadora.
-
Sistemáticamente los
medios de comunicación se sitúan en el peor
escenario posible. El periodista tiene la información, ve las hipótesis, y
se pone en la peor.
-
Tendencia a explicar los datos en forma de relato,
¡y si es tragedia griega mejor!
Un último factor muy común en
temas de biología es la creación
deliberada de ruido para entorpecer los avances científicos. Véase por
ejemplo el tema del cambio climático.
Todos estos factores, matizó, entorpecen que se
realice un debate basado en datos objetivos. Para solucionar estos problemas puso sobre la mesa la necesidad de crear un mecanismo para
comprobar la realidad y fiabilidad de los datos. Un FACT CHECK, le llamó.
Una pena que no matizara que sería este FACT CHECK y cómo cree debería
funcionar.
Bueno, pues ahí queda esa
crónica, un poco larga sí, ¡lo siento! Y no dejaros sin antes matizar que esto
es lo que he cogido al vuelo de su intervención, que seguramente será una
interpretación mía de lo que dijo y que me habré dejado por ahí datos
importantes. ¡Os animo a los que estuvisteis allí conmigo a que me corrijáis si
veis algo con lo que no estáis de acuerdo!